Adios bulimia

La bulimia me ha acompañado durante los últimos diez años de mi vida, desde la adolescencia.

Hace cuatro que comencé a plantarle cara. Ha sido un trabajo muy duro, y muchos días parecía que no avanzaba nada.

Pero ha merecido la pena. No solo porque he aprendido a relacionarme amistosamente con la comida, e incluso a disfrutar plenamente de ella, si no porque he aprendido:

- A ser paciente

- A valorar el trabajo diario

- A ponerme metas realistas a corto y largo plazo

- A valorarme y a darme cuenta de cuando no lo estoy haciendo

- A sacarme partido

- A controlar mi comida y mi peso sin perder el control por mi salud

- A no huir

- Nuevas formas de enfrentarme a la ansiedad

- Maneras de relajarme

- A distinguir un ataque de ansiedad

- A decir no

- Que no puedo gustar a todo el mundo, y que tampoco lo necesito

- Que no quiero castigarme, y que tampoco me lo merezco

- Que aunque cualquier cosa puede cambiar, siempre estaré yo misma para encargarme de mi propio cuidado.

- Que puedo conseguir cualquier cosa que me proponga

- Que un fracaso no significa que no pueda lograr el objetivo en la siguiente ocasión.

Ahora se perfectamente lo que quiero.

Lo único que me mantiene unida a la bulimia es que no termino de soltarle la mano.

Y hoy he decidido hacerlo. Hay muchas cositas en las que seguir trabajando. Sabiendo todo lo que puedo aprender cada dia practicando con ellas, estoy encantada de hacerlo.

Me siento totalmente libre.