miércoles, 11 de julio de 2007

No a comer por compromiso

Bueno, llevo unas semanas un poco colapsada y estresada. Por eso no conteste a los que me dejasteis mensajes, os quería pedir disculpas. Hacerlo suponía hablar sobre mi, sobre como me sentía, y sobre mis pensamientos, y no tenia fuerzas para eso. Pero bueno, parece que todo se tranquiliza y, como siempre, todo pasa.


Pensé que no iban a volverme las ganas de escribir, pero ¡acaban de aparecer! y precisamente sobre algo que he vivido multitud de veces: comer por compromiso. Una de las claves en mi mejora fue saber reconocer en que circunstancias me obligaba a mi misma a comer más de lo que quería para complacer a otros, generalmente a mi madre, mi suegra y mi abuela. Al principio fue algo duro, porque estaban acostumbradas a que repitiera o comiera hasta no poder más. Lo que ellas no sabían es que casi siempre esas comidas copiosas terminaban en alguna cañería. Las reuniones y las cenas familiares se convirtieron para mi en una preocupación, y no en un disfrute, y... aunque me costó mucho tiempo, me di cuenta de que podía dejar de comer por compromiso, y de que podía dejar de sentirme mal por ello.





Llegas a una reunión familiar, o a una celebración o invitación cualquiera, y te encuentras con cantidades ingentes de comida de todo tipo... ¡y solo es el aperitivo! Comienzas a comer picando un poco de allá, otro poco de acá, "páseme la tortilla", "toma un poco de lomo"... y después de un buen rato ya estas lleno. Pero aun queda el segundo plato, y como no el postre...

¿y que haces?

Te lo comes, con una sonrisa y un "esta buenisimo". "No pasa nada" piensas... "total, por un día."

El problema suele ser que no es solo un día, si no que comer de más por no desagradar al autor se convierte a veces en una costumbre. Y cuando sufrimos bulimia puede volverse peligroso, pudiendo empeorar aun mas nuestro TCA. Si te ocurre a menudo puedes llegar a aceptar que esa es tu forma de comer natural. Que necesitas comer hasta que no te entre bocado alguno, y que además los demás son más felices con ello. Y nada de eso es cierto.

Lo primero es nuestra salud, y por eso mismo cuando algo atenta contra ella hay que pararlo, aunque otras personas puedan sentirse momentánea o temporalmente mal. Si alguna persona se siente menospreciada porque no tomes su comida no es un problema tuyo, si no suyo, y hay que intentar que comprenda que tu también tienes tus limites y tus capacidades, y que saltártelos para complacerla solo te perjudica.

Aprender a decir no ante la comida cuando sufres un trastorno con atracones es muy complicado, pero no imposible. Lo mejor es comenzar con pequeñas cosas... como por ejemplo aquello que realmente no te atrae, y que únicamente comes cuando lo hace tu suegra, tu abuela, tu pareja, tu amiga... Seguramente la primera vez tengas tentaciones de rectificar y tomarlo al final, porque "la cocinillas" esta acostumbrado a que lo tomes, y seguramente se sienta contrariada y hasta desilusionada por tu negativa. Pero cualquier nueva actividad es costosa, hasta que se hace costumbre. Así que simplemente hay que insistir en ello varios días, y en pocas semanas podremos negarnos a comer algo que no nos sea placentero. Y además de ello le quitaremos un gran peso a la otra persona, pues dejara de sentir la presión de cuanto habrá agradado su trabajo en la cocina ese día.

Comer no es una obligación social, ni de ello depende el amor que demos o recibamos de los demás. Es una necesidad fisiológica, o incluso un placer, pero no una moneda de cambio para expresar lo mucho o lo poco que te aprecio. Y muchas veces lo utilizamos como señal de cariño o sin darnos cuenta , convirtiéndolo en todo lo contrario : en un veneno. No hay que sacrificar la salud para evitar disgustar a alguien, y mas cuando ese disgusto no tienen ningún fundamento.

Aprender a comer únicamente cuando lo necesitamos o cuando nos apetece realmente es difícil, y uno de los pasos que hay que dar es dejar de hacerlo por compromiso.




2 comentarios. ¿Que opinas tú?:

Miranda dijo...

Muy apropiado, Ari. Me alegro de que escribas sobre estas cosas tan cotidianas que pasan desapercibidas, creo que pueden ser de mucha ayuda.

Un besito, guapísima!

Ariadna dijo...

Hola nena :).

Gracias cielo. Yo siempre sufri mucho con esas comidas familiares, y me costo mucho darme cuenta de por que me pasaba. Ahora como menos, pero disfruto mas. Y me parecio interesante :).